Rock


Y llegó húmeda a la conclusión de gustarme follar con monstruos, viriles machos de vergas inmensas, quizás las reminiscencias de leer todos esos años la Heavy Metal. Me existan los cabrones que escriben y no temen terminar masticando sus propias palabras, que usan sus propios dedos y secreciones para satisfacer la hipergrafia que crea las historias más sucias para que las lea. 

Te leo y los primero que hago es despojarme de las pantaletas y meterme los dedos en el sexo como me lo ordenas, estoy sedienta del cálido semen que puede proporcionar el exprimir a mano y dientes tu falo, un faro en esta tempestad que es la noche a solas, musicalizada con las selección de rolas para follar y exorcizar todos los demoníacos orgasmos de mi entrepierna. 

Me preguntó si vendrás a ultrajarme suavemente, a beber de mi sexo que tus palabras tornan en tortuosa fuente, a penetrarme doblemente con las palabras más asquerosas al oído y con tu sexo deliciosamente erguido. Preguntarás si me gusta mientras lamo tu nombre y termino por gritarlo para tatuarlo en mi memoria... ¿vendrás a ultrajarme suavemente?

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