Precoz

Soy una niña precoz descubriendo su botón de ignición. La sensación es un poder innegable del cuál deseo más, mucho más. Y te pregunto: ¿Quieres ayudarme? Te dejaré acariciar mis pechos, abriré bien las piernas para mostrarte mi flor intrínseca y rosa. Te pediré que entres en mi sin usar palabras. Quiero que tú pene sea el primero y al perforar el himen me lubriques con mi propia sangre. Soy una niña en pubescencia con la curiosidad a flor de piel, quiero que seas tú quien me embista por vez primera. Sentir contigo el dolor que trasmuta en placer, como el golpe de un cometa que reinicia la vida en un planeta. Al igual que yo eres un infante que apenas sabe que hacer frente al paraíso que se abre. Ambos temblamos con la mente en blanco y el sexo palpitando. Nunca volveremos a ser lo que fuimos y me alegro, me alegro tanto de la agitación que ahora somos. Lloró en el preciso momento que tu primer semen cauteriza la herida recién infringida, es tan cálido que apenas notó que ahora somos adultos evocando la pérdida, la virginidad y la piel del otro como último asidero.

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