Albo

Nuestra palabra escrita es mentira, pero la leeremos como la verdad que nos excita. Me arrodilló frente a tu cuerpo desnudo para idolatrarte, para lamer cada centímetro de tu miembro y descubrir la alquimia de su dureza. Me gusta besar la punta y obtener tu primera lubrica en los labios. Lo devoró como quien quiere curar la sed al primer sorbo, deliciosa es la carne que se estremece ante los embates de mi lengua. Eres insaciable al entrelazar tus dedos entre mi cabello, te sabes entrando a un agujero negro, el placer te arquea, te pulveriza y configura en otra cosa. Por favor, eyacula en mi boca, déjame probar tu sabor blanco y masculino, un trago caliente para combatir el frío de un pecho que no ama nada pero todo lo desea. Querido niño te recordaré siempre, ávido y gimiendo. Seré tu pretexto para seguir mintiendo. 

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