Fortuito

Siempre he preferido las cantinas a los bares, al menos tienen la cortesía de no dar nombres impronunciables a los tragos. Puedo ordenar un vodka seco sin preguntas y mirar infinitamente el trago antes de apurarlo. Todos aquí somos entes solitarios tratando de descifrar constelaciones en el fondo de cada vaso. La noche es líquida incertidumbre cuando bebes sola en la barra de una cantina, cualquiera puede hacerte compañía, pagarte un trago y perpetuar el anonimato. Estoy bebido un segundo trago, mientras llegas a sentarte a mi lado. Ordenas el whisky doble de siempre y otro vodka con hielos. Permanecemos en silencio bebiendo pequeños sorbos, humedeciendo los labios y evitando sonreír de vez en cuando. No queremos disipar la ilusión sórdida de lo prohibido, de estar ahí fingiendo no saber quién somos. Mi señal es lamer el borde del vaso, dejarlo lentamente en la barra y dirigirme al baño. El espacio es diminuto, individual y oscuro, me miró en el espejo roto y me sacó las bragas en el preciso momento que entras y aseguras la puerta. No puedo más que arrojarme a tus brazos con la prenda aún en la mano y besarnos entre el sabor a licor mezclado. Tu aliento agitado me vuelve loca, muerdo tus labios, cuello y lóbulo de la oreja para ponerte durísimo, somos la urgencia de los animales en celo. Acaricias mi sexo desnudo y sólo quiero sacar tu verga para guiarla a mis adentros. Me levantas por la piernas para embestirme contra la pared, tu pene entra en mi con la fuerza de diez hombres, al principio duele pero tu aliento resulta sedante. Te deslizas una y otra vez en mi vagina, mis pezones se notan duros a través de la playera y muerdes mis pechos como si quisieras devorarlos. Muerdo la ropa interior para ahogar el grito entremezclado de dolor y placer, y tú cómo un salvaje me volteas para ponerme de cara a la pared. Aprietas mi pecho y nalgas antes de susurrarme al oído tu deseo odioso de arrebatarme todo. Y acepto sin dejar de morder la tela, mientras te incas para lamerme y morder los glúteos hasta hacerme separar las piernas. Me haces chupar tus dedos antes de acariciar mi ano con una mano y con la otra masturbarme. Estoy mojada de saliva, licor y ansía para recibirte por detrás. Entras desgarrando el instante, sólo puedo abrirme a ti y al deseo de que me hagas daño para evitar olvidarte. Respiras agitado entre mis cabellos, asido a mi vientre para que no escape. Me tomas por el cuello obligándome a ir más rápido y siento la asfixia al unísono con tu cuerpo en plena ebullición. Soy tu puta en éxtasis mientras me sostengo del vacío y froto mi clítoris buscando el orgasmo mutuo y simultáneo. Una fuerza dolorosa nos atraviesa mientras mis cabellos llenan tu boca y mi entrepierna escurre sangre y semen. Contigo nunca será hacer el amor, más bien será recrear el odio. La sonrisa me gana y volteo a ver tu cansancio de sudor y lágrimas, vuelvo a mirar el espejo antes de ponerme de nuevo las bragas y usar toallas de estraza para limpiar nuestro enredo lo mejor que puedo. Sabes que siempre salgo primero, sin el abandono esto no sería igual de delicioso. Así me despido con un breve beso y dejó mi parte correspondiente al costo de los tragos como invariablemente hemos acordado.

Comentarios

Entradas populares