Ficción
Recibo tus palabras como una sorpresa que promete detener el tiempo. Leo
y mi cuerpo reacciona, las frases se tornan imagen y estoy a tu lado
húmeda de anhelo. Te veo escribir, seguro de la pluma entre tus dedos
sobre un papel blanquísimo e infinito. ¿Cómo me atrevería a distraerte? A
tomar tu mano y llevarla a mi pecho de pezones duros, hacerla bajar por
mi vientre expectante hasta llegar a mi sexo. Subo la falda y guío tu
mano entre la piel y el encaje húmedos. Quiero que me masturbes hasta
que pida a gritos ser penetrada. Tus dedos manchados de tinta abren los
labios para encontrar mi clítoris palpitante. Nuestra respiración se
acelera, pero no puedo besarte, sólo quiero verte a los ojos e intentar
descifrar lo que piensas y que después traducirás en palabra escrita.
Dos dedos entran en mi vagina y la urgencia me vence en un abrazo. Me
siento frente a ti y me llenas el sexo de besos, tu lengua firmar mis
adentros. Es momento, tómame sobre aquel texto que todavía no escribes,
sobre esas letras garabateadas que aún no tienen sentido. Saco tu verga
durísima antes de darte la espalda, quiero que me embistas sobre ese papel blanquísimo. Me penetras con el ímpetu de una revelación, de una
idea que no cesa, repitiéndose una y otras vez en un vaivén poderoso. Me
tomas por los pechos, los aprietas obteniendo mis gritos. Me masturbas
contigo dentro y puedo sentir todas las texturas circundantes. Tu cuerpo
en conjugación con el mío, el papel en contacto con mis pezones, la
pluma cayendo al piso y tu goteando cálido semen. Así... así es el
éxtasis de leerte.
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